miércoles, 13 de enero de 2010

Intenciones egoístas

Así como el amor que se puede sentir por alguien a menudo se interpreta por un gesto de gratitud, apreciación y devoción en uno u otro sentido, ¿es posible que también sea una manera de saciar una necesidad propia?. Si es así, entonces este amor se contradice.

Según mi amigo Güiki Pediá:

Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad

Al encontrar la felicidad propia en la felicidad de otro se goza de una autosatisfacción, la cual es a la vez una satisfacción mutua. Querer el bien por tu ser querido, o más bien, dentro de tu inconsiente, querer tu propio bien vendría siendo la verdadera faceta del amor.

El ser humano consta de 4 propósitos principales: Nacer, crecer, reproducirse y morir. Esto es lo que bajo el punto de vista biológico se considera el objetivo de cualquier ser vivo, sin excluír a la inteligente especie dominante. Sin embargo, muchos opinan que el humano es diferente, incluso se autoclasifica dentro de un grupo que excluye a cualquier otra forma de vida.
Existen 2 de estos grupos en los que se dividen los seres vivos. Éstos vendrían siendo los humanos y los demás.

Se dice que es la inteligencia lo que diferencia a estas filas. Personalmente, creo que lo único que nos diferencia es el uso que le damos a esa inteligencia para fines egoístas. Toda forma de vida es capáz de sentir amor, dependiendo de lo que se entienda por vida.

Quizá el propósito humano es diferente al de los demás.

El amor es egoísmo. El amor no es egoísmo.

No me pregunten a qué quiero llegar, no lo sé.

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